Abraham Campos
El antídoto Juanmi diluye el efecto Xavi en el banquillo del FC Barcelona en la previa de la primera final de la temporada para el conjunto culé
El Real Betis llegaba al Camp Nou con la consigna de llevarse los tres puntos de un campo en el que llevaban dos temporadas sin puntuar. Desde que lo hiciese el Betis de Quique Setién en aquel 3-4, ni el Betis de Rubi ni el del propio Pellegrini habían logrado rascar algo del feudo culé.
El Barcelona hizo algunos cambios pensando en la final que tendrán ante el Bayern el próximo miércoles con el objetivo de ganar para clasificarse a octavos de final de Champions. El Betis salió con todo. Guardado acompañó a Guido, Ruibal fue el sustituto del sancionado Fekir y Willian José fue el elegido para jugar de nueve.
El pensamiento que sobrevolaba sobre la expedición verdiblanca era el de aguantar los primeros 15-20 minutos sin encajar ningún gol. Si conseguían eso, tendrían muchas opciones de puntuar en el Camp Nou, y así fue. Tras esta primera parte, el conjunto verdiblanco consiguió dar un vuelco al partido gracias a la aportación de Canales y los movimientos de Ruibal. A partir de entonces, creó peligro a la portería defendida por Ter Stegen.
El Barça se veía impotente ante la presión tardía y el equipo de Pellegrini les creaba mucho desgaste haciéndoles correr detrás del balón durante varios tramos del encuentro.
Los cambios de Xavi agitaron a su equipo, que consiguió meter al Betis cerca de su portero. Defendían en un 5-3-2 con Tello y Juanmi como dobles laterales, pero a la contra eran dos puñales. Una pérdida hizo que Canales hiciese de extremo y tras una magnífica acción individual y le cedía el balón a Juanmi, previo paso por las botas de Tello, que desvanecía aún más el «efecto Xavi» en el banquillo blaugrana.
Juanmi, gracias a su gol, llevó al equipo a poder puntuar en el Camp Nou tres temporadas después y a colocarse como terceros clasificados tras la derrota del Atlético de Madrid y a seguir soñando con la Champions en una clasificación tan atípica. «Hemos perdido ante un rival directo», decía Jordi Alba. Es que el nivel de ambos equipos se han equiparado mucho en esta temporada y los culés deberán sudar tinta china para poder acercarse a los puestos de Champions.
Pellegrini ha dado día libre a los suyos para volver el lunes a los entrenamientos con la vista puesta en el partido intrascendente del jueves ante el Celtic de Glasgow, donde el equipo irá a disfrutar como equipo ya clasificado.
