La derrota en el Superclásico fue el último golpe en un ciclo que ya venía desgastado
Tras la caída del Xeneize ante River Plate por 2 – 1 en el monumental, el Presidente del club, Juan Román Riquelme determinó la salida definitiva de Fernando Gago como técnico.
Gago había asumido como entrenador de Boca en enero de este año. Durante su ciclo dirigió 30 partidos, con un saldo de 17 victorias, 5 empates y 8 derrotas. La derrota en el Superclásico fue el punto final de un proceso que nunca terminó de convencer.
Durante su breve paso por el club, el ex técnico apostó por un estilo de juego ofensivo y buscó darle protagonismo a varios juveniles surgidos del club. Sin embargo, los resultados no lo acompañaron: Boca quedó eliminado en la fase de grupos de la Copa Libertadores y el rendimiento irregular en la liga local terminó por desgastar su ciclo.
Ahora, el Consejo de Fútbol deberá definir rápidamente quién se hará cargo del equipo. Entre los posibles reemplazantes suenan nombres como Gustavo Quinteros, Gabriel Milito, Gerardo ‘Tata’ Martino y Rodolfo Arruabarrena. Mientras tanto, Mariano Herrón, entrenador de la Reserva, asumirá el rol de manera interina para el próximo partido frente a Tigre.
La salida de Gago no solo refleja una decisión futbolística, sino también la presión que implica dirigir a un club como Boca, donde los resultados mandan y la exigencia es constante. El mal presente deportivo generó un clima tenso en el entorno Xeneize con cuestionamientos por parte de los hinchas y medios, tanto al rendimiento del equipo como a las decisiones dirigenciales.
Con varios frentes abiertos y un plantel repleto de jóvenes en formación, el desafío para quien asuma será doble: levantar el ánimo del grupo y volver a posicionar a Boca como protagonista a nivel local e internacional.
Boca deberá afrontar los próximos compromisos con un calendario apretado y la necesidad urgente de mejorar su rendimiento.