Los ‘Barra Brava’ mantienen en zozobra al verdadero hincha del fútbol en Ecuador ante la pasividad de dirigentes deportivos. Luego de una larga ausencia del público en los escenarios deportivos los altercados no se hicieron esperar

Muchos hemos sentido temor, o por lo menos incertidumbre en el entorno, al encontrarnos con un ‘Barra Brava’. No solo en el estadio. Estos grupos (des) organizados ‘defienden’ los colores de su equipo de manera torpe y en función de la violencia. Poco importa saber la historia del club, alcanza con memorizar los tropezados cánticos sin sentido con melodías pegajosas. En la cancha se consideran igual de importantes que los jugadores. Gritan o te amedrentan si no cantas y ‘apoyas’. Resulta más seguro visitar un retén cercano.

De manera absurda, los ‘Barra Brava’ demandan exclusividades en los estadios, mientras en los alrededores deambulan con indumentaria del club amilanando transeúntes. Su financiamiento no es un misterio, sin embargo, las monedas mendigadas en la calle no son pocas. Atrapados en la burbuja del fanatismo, aseguran ser la esencia de la fiesta del fútbol. Irrumpen con violencia a los predios deportivos para amenazar a jugadores como ‘ritual’ durante las rachas negativas de sus equipos. Son numerosos y lamentables los acontecimientos que con su firma y sello enlutan al deporte nacional. ¿Qué otra desgracia falta todavía por suceder?

El protagonismo de los ‘Barra Brava’ es resultante de la cercana e innecesaria relación con dirigentes deportivos. Y sí, estos sujetos, que poquísimo -o nada- saben de fútbol, han establecido incluso ‘alianzas’ con directivos: son los primeros en entrar al estadio para colocar sus banderas. En la grada no existen garantías para aquellos aficionados que disfrutan del fútbol como espectáculo, en familia, con amigos. Los seguidores del deporte rey son vulnerables delante de una horda compuesta por desadaptados que no miden consecuencias.

Foto: Primicias ec

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