Un recorrido por Noruega, Curazao y Haití: generaciones doradas, islas diminutas que hacen historia y un pueblo herido que aún encuentra esperanza en un balón
No hay nada que despierte tanta emoción como el instante en que el silbato del árbitro corta el aire y el balón comienza a rodar. Cada pase, cada gol, cada jugada es un acto de amor hacia el juego, una pasión que enseña a soñar, a luchar y a sentir que, en la cancha, todo es posible.
Así se unen tres historias de lucha, entrega, romanticismo y un toque de política, que nos dejan estas tres selecciones que se ganaron su clasificación directa a un Mundial, ahora con un nuevo formato de 48 equipos.
La primera historia nace en las tierras heladas del norte de Europa, donde «los Vikingos» noruegos, liderados por su goleador Erling Haaland y Alexander Sørloth, y con el cerebro de su mediocampo Martin Ødegaard, lograron que esta generación dorada consiguiera una histórica clasificación a un Mundial, 28 años después de su última participación. Fueron primeros de su grupo, superando a la poderosa “Azzurri” de Italia, con una impresionante diferencia de goles de +31.
Esta historia tiene un trasfondo especial, ya que en su última participación en Francia 1998, el padre de su actual goleador, Alf-Inge Haaland, conocido por su agresividad y valentía en la defensa, quedó fuera de los 22 seleccionados por decisión del entrenador Egil “Drillo” Olsen. Hoy, el «Androide», con 55 goles históricos, tiene su revancha y logra clasificar al Mundial que su padre nunca pudo disputar.
De aquí viajamos a una isla del Caribe, específicamente a las eliminatorias de la CONCACAF. Curazao, un país de apenas 155 mil habitantes se convierte en el más pequeño en la historia en lograr una clasificación mundialista, tras un agónico empate 0-0 ante Jamaica que le dio el liderato del Grupo B con 12 puntos.
Este país, que obtuvo su independencia de los Países Bajos hace apenas 15 años, cuenta con seleccionados de origen neerlandés que compiten en Europa. Ese roce competitivo ha permitido que la selección mantenga temple y precisión en partidos de alta presión. Su entrenador, el holandés Dick Advocaat, de 78 años, disputó como técnico de la selección neerlandesa el Mundial de Estados Unidos 1994, llegando a cuartos de final, donde cayeron ante Brasil, futura campeona.
Finalizamos con Haití, que tuvo su primera y hasta ahora única participación en un Mundial en Alemania 1974. Un país que hoy atraviesa una grave crisis política, social y de seguridad, sin presidente y con violencia que ha impedido que su selección juegue localmente.
Como dijo Maradona: «la pelota no se mancha». Por ello, esta selección juega en el Estadio Ergilio Hato, en Willemstad, Curazao, y su entrenador, el francés Sébastien Migné, logró clasificar al equipo a un Mundial sin haber pisado nunca ese país. Su logro brinda alegría a un pueblo que vive sumido en la violencia.
La plantilla haitiana incluye jugadores que compiten internacionalmente, como el defensa central de Liga Universitaria de Quito Ricardo Adé, y otros con raíces haitianas repatriados de Francia y Bélgica, como los delanteros Jean-Ricner Bellegarde y Josué Casimir, y el defensor Hannes Delcroix, quienes se comprometieron con esta histórica clasificación.
Porque al final, en cada pase y en cada gol, la esperanza siempre encuentra su camino; cuando todo parece perdido, un gol siempre llega para salvarnos.
