ADN blanco impregnado en sus venas, forjado en Valdebebas y con el gol entre ceja y ceja, Gonzalo García sigue perfilándose como una de las mayores promesas de la cantera madridista.
Nacido en la capital de España (Madrid) el 24 de marzo de 2004, Gonzalo García marcó sus inicios como futbolista en las categorías inferiores del SEK, para posteriormente, jugar en las filas del Santa Bárbara y el Jarama Race hasta la edad de los 10 años. Ojeadores y oficinas merengues, comenzaron a trabajar para intentar atraer a un joven que empezaba a hacer ruido en el fútbol madrileño.
No fue hasta el año 2014, cuando Gonzalo llegó a Valdebebas para unirse a las órdenes del Alevín B. Desde entonces, ha defendido a capa y espada el escudo del Real Madrid, salvo en la temporada 18/19, donde una cesión le hizo abandonar «La Fábrica» y hacer las maletas dirección Mallorca.
Su figura se consolidó en su llegada al Juvenil A. Un equipo dirigido por Álvaro Arbeloa, donde se convirtió en el pichichi del equipo con 35 goles y 6 asistencias. El madrileño continuó dando pasos agigantados hasta llegar a debutar en el Real Madrid Castilla en la 21/22, bajo los mandos de Raúl González Blanco.
A día de hoy es pieza clave del filial blanco, titular indiscutible y con el dorsal 7 del Real Madrid Castilla a sus espaldas. La capacidad goleadora es una de sus mejores virtudes, y en esta 24/25, no está siendo para menos. De los 47 goles que hasta ahora lleva el filial blanco, 21 llevan su firma. El atacante está viviendo un momento extraordinario de cara a puerta, convirtiéndole en el máximo artillero del Grupo 2 de la tercera categoría del fútbol español (Primera RFEF).
Debut soñado
Con 21 años recién cumplidos, Gonzalo ha demostrado ser un delantero móvil en ataque, capaz de caer en banda o de jugar como ‘9’ puro. Es un delantero que destaca por su instinto goleador, por estar en el lugar y momento correctos a la hora de definir, y por no necesitar muchas oportunidades para materializar las ocasiones. Tal y como le pasaba a su maestro Raúl González Blanco, con quién le comparan a menudo.
No solo es esto lo que ha llamado la atención de grandes clubes o grandes entrenadores, si no que tiene una potencia física sobresaliente, una madurez atípica para su edad, y una gran visión de juego que le permite, no solo estar estático en el área, si no caer a recibir en zonas más alejadas a la portería para generar más juego.
Sus estadísticas, juego y habilidades que le hacen diferencial, llegaron a los oídos de Carlo Ancelotti. Su debut oficial con el primer equipo se produjo el 26 de noviembre de 2023. Doce minutos que conformaron un debut en el Nuevo Mirandilla frente al Cádiz en un momento donde el conjunto blanco estaba repleto de bajas.
Una jornada más tarde, en aquella temporada 23/24, Gonzalo se estrenó en el Santiago Bernabéu frente al Granada. Una señal de confianza que le permitió seguir soñando con firmar una carrera repleta de alegrías en el club de sus sueños. Su momento estelar no iba a llegar hasta la presente campaña, específicamente en la Copa del Rey cuando anotó en tan solo ocho minutos el gol de la victoria en el minuto 93 frente al Leganés, clasificando al Real Madrid para las semifinales.
Hasta ahora, sigue entrando en las convocatorias del técnico italiano. Sin ir más lejos, viajando a todos los enfrentamientos de Champions League y teniendo opciones de porque no, tirar la puerta abajo en el duelo europeo frente al Arsenal del próximo miércoles, convirtiéndose así, en el héroe de una nueva noche mágica.