Tras un partido de ida en el Emirates Stadium donde el Real Madrid cayó duramente derrotado, a los de Carlo Ancelotti solo les quedaba como opción agarrarse al idilio que rodea al Real Madrid en la Champions League.
Remontada, tal y como expresó Bellingham en la previa al partido de vuelta, ha sido la palabra más repetida estas semanas en el entorno de la entidad blanca.
Primera parte
El pitido inicial trajo consigo un ritmo de partido frenético. Un Madrid que demostró toda la garra, corazón e intensidad, que hasta ahora no estaba sacando a relucir en la presente campaña. La presión que sometían sobre los «Gunners» a su vez, generaba un estado de fe inquebrantable en la grada del Santiago Bernabéu.
Cada carrera arrastraba un esfuerzo extra necesario para lograr una gesta como la que tenía delante el Real Madrid. En el 2´de partido tras un robo propiciado por una presión tras perdida, el balón llego a los pies de Vinícius, que como primera intentona busco un centro chut que remató Mbappé con el pecho y que acabo en el fondo de la red «Gunner». Finalmente, el gol fue anulado por un claro fuera de juego del francés.

La precipitación de los jugadores del Real Madrid era una situación a controlar. Un apresuramiento que podía generar amonestaciones innecesarias que comprometieran el partido por exceso de dureza en las entradas. Y eso precisamente fue lo que sucedió. Los locales en apenas 15 minutos, se cargaron con el peso de 2 jugadores amonestados.
La primera recayó sobre Alaba tras una entrada sobre Saka. Minutos más tarde llegaría la segunda, en esta ocasión para Raúl Asencio tras realizar un agarrón dentro del área sobre Merino demostrando algún ápice de su juventud y su poca experiencia el fútbol de élite.
François Letexier (colegiado del encuentro) señaló la pena máxima. El Bernabéu se vino abajo, las caras largas en el rectángulo de juego eran más que evidentes, pero la épica de Chamartín se apodero de un Thibaut Courtois que negó el primer tanto del encuentro para los ingleses.
Lejos de parecer que el Madrid acababa de salvar la eliminatoria, la sensación que emergía en el coliseo blanco era de haberse adelantado en el marcador.
El Madrid creció, pero las soluciones de cara a puerta no llegaban. El planteamiento que habían propuesto los locales, estaba siendo lateralizar el juego, abrir el campo y buscar centros laterales que no llegaban a ningún puerto debido a la ausencia de una referencia en punta. Hasta 43 centros desde los carriles fueron los que ejecutó el conjunto blanco.
Tan solo 10 minutos después del primer penalti, una acción a balón parado propicio la segunda polémica de la noche. Un agarrón de Declan Rice sobre Mbappé que el colegiado señaló como punible. Tras siete largos minutos de espera, Jérôme Brisard (situado en la sala VOR), aconsejó al arbitró de campo que fuera a ver la acción en el monitor. Finalmente, el francés rectificó y anuló la pena máxima.
La espera generó que el partido cogiera un tono gélido que no beneficiaba al Madrid. Los jugadores del Arsenal, conscientes de la situación, agotaban el tiempo al máximo. Tanto que David Raya acabó siendo amonestado por pérdida de tiempo reiterativa. El partido continuó con un tono frío, y los jugadores se marcharon al túnel de vestuarios con tablas en el marcador.
Segunda parte
El Madrid necesitaba un arreón que pusiera patas abajo el Santiago Bernabéu y que hiciera sentir al Arsenal la presión que ejerce el feudo blanco en las noches europeas.
Las ocasiones no llegaban y en el minuto 61, Ancelotti dio entrada a Ceballos, Fran García y Endrick. La respuesta esperada en las sustituciones llegó en forma del primer tanto de la noche. Tristemente para la afición madridista, el gol cayó del lado de los «Gunners».
El milagro parecía cada vez más remoto. La frustración y las precipitaciones se apoderaban de unos jugadores que cada vez veían más lejos las opciones de remontar la eliminatoria. Tanto por el resultado, (0-4 cómputo global) como por las sensaciones de juego, el partido parecía haber llegado a su fin.
Los centros laterales seguían llegando como única opción del ataque blanco, muchos de ellos frenados y bloqueados por un Saliba que estaba cuajando una eliminatoria excelsa. Exuberante al corte, dominante en el juego aéreo y con una velocidad de reacción tras fallo que estaba anulando al tridente blanco salvo en una ocasión en la que el francés se durmió.
Vinícius no perdonó, y a falta de 15 minutos para el pitido final empató el partido y situó la eliminatoria tal y como había finalizado en Londres.
Los madridistas más creyentes aún confiaban en lo que sería una de las gestas más complicadas de los últimos años, pero el muro inglés compacto en un bloque bajo, sumado a la eficacia goleadora de Martinelli apagó la poca euforia blanca que quedaba en el Bernabéu.
Finalmente, el brasileño firmó sentencia y los actuales campeones de Europa cayeron eliminados de la UEFA Champions League.