El Mundial de Clubes tendrá sabor tricolor con Caicedo como la brújula del Chelsea en busca del título, mientras Pacho, el muro tricolor del PSG, se pierde la final por sanción pero ya entró en la historia
El Mundial de Clubes llega a su final, pero cada cotejo fue un poema escrito en 90 minutos, con sudor, táctica y emoción. Hubo sorpresas que nadie vio venir: Fluminense eliminó al Inter de Milán y Al Hilal mandó a casa al todopoderoso Manchester City. Hubo encuentros que enamoraron, como ese PSG vs Bayern que fue pura danza y guerra. Y entre tantos nombres de peso, hubo también magia tricolor.
El Ecuador dijo presente, y no con gritos, sino con fútbol y gambeta; como las de Gonzalo Plata, que hizo vibrar a la afición del Mengão vistiendo la piel del Flamengo. De los seis ecuatorianos que comenzaron el torneo, solo dos llegaron a la final: Moisés Caicedo con Chelsea y Willian Pacho con PSG.
Será un duelo de gigantes, de campeones de Europa. El Chelsea se aferra a su nueva columna vertebral, en la que Moisés Caicedo es una pieza clave, comparado con leyendas del conjunto blue como Makelele y Kanté. Su ausencia en la semifinal ante Palmeiras se sintió como un silencio incómodo. A pesar de una molestia muscular, todo Ecuador espera que su número 25 vuelva a pisar la cancha para hacer lo que mejor sabe: imponer orden, recuperar balones y construir juego.
En la otra orilla está Willian Pacho, que se destaca por su solidez defensiva, anticipación, liderazgo en la zaga y buena salida de balón. El defensor ecuatoriano ha sido muro y bandera del PSG de Luis Enrique, que sueña con el primer sextete de su historia. Pero el fútbol también tiene sus golpes bajos. Pacho no podrá disputar la final tras ser expulsado ante el Bayern. No estará en la cancha, pero su huella ya quedó tatuada en esta gesta.
El conjunto Parisino y los de Stamford Bridge, se cruzarán nuevamente. En su historial, se han visto 8 veces, con 3 victorias parisinas, 2 azules y 3 empates. Pero esta vez no es un partido más. Este domingo 13 de julio, uno alzará la copa en el primer Mundial de Clubes con 32 equipos. Y allí, entre himnos, cámaras y gloria, habrá sangre ecuatoriana latiendo fuerte.
Porque ya no es solo fútbol, es un pueblo que sueña con cada pase. Desde Santo Domingo en los botines de Moi y desde Quinindé en cada cierre de Pacho. Es Ecuador en la élite del mundo. Que sea lo que el destino quiera, pero pase lo que pase, nuestros corazones ya están en la final.