En una eliminatoria donde la solidez defensiva y los reflejos de Galíndez sostienen al equipo, la Tri continúa en deuda con lo más esencial: EL GOL
Culmina la penúltima fecha de las eliminatorias y la Selección Ecuatoriana vuelve a sumar un empate más . La Tricolor, que en esta ruta al Mundial ha sido reconocida por su defensa férrea y sobre todo, por las actuaciones heroicas de Hernán Galíndez, mostró nuevamente ante los guaraníes su fortaleza atrás. Pero al mismo tiempo, evidenció su mayor condena: la alergia al gol.
Históricamente, Ecuador se ha sostenido en zagueros de renombres como Luis Capurro, Iván Hurtado, Holger Quiñónez, Vicente Lecaro o Ulises de la Cruz. Y aunque escasos, nuestros “10” con elegancia y visión como Álex Aguinaga o Jorge “El Pibe” Bolaños ; ellos supieron alimentar de balones a delanteros letales como Agustín Delgado, Carlos Tenorio o el recordado Christian “Chucho” Benítez. Esta creatividad y contundencia es la que hoy brilla por su ausencia.
Los números no mienten. Pese a haber iniciado estas eliminatorias con -3 puntos bajo Félix Sánchez Bas, y ya con Sebastián Beccacece al mando, la Tri apenas suma 13 goles: un promedio de 0,76 por partido. Es decir, ni siquiera alcanza un gol por encuentro. En la tierra del fútbol, donde los goles son los que cuentan, esa estadística es un reflejo del drama.
La frustración no solo cala en la hinchada, que hoy se identifica con esta nueva generación, sino también en los propios jugadores. Al final del último partido se los notó inconformes, conscientes de que pueden dar más. Porque este equipo tiene hambre, mística ganadora y nombres para ilusionar, pero pareciera que la idea de “no perder” pesa más que la de salir a ganar.
Nuestro fútbol nunca fue una fábrica de “9” y en ocasiones hubo que naturalizar extranjeros para llenar ese vacío. Pero hoy el técnico debe mirar más allá de su banquillo y encontrar respuestas en el campeonato local, sin prejuicios ni guerras con la prensa que cuestiona sus planteamientos sin ideas ofensivas. Beccacece está llamado a despertar la rebeldía goleadora de la Tricolor.
Aún hay tiempo. Las joyas están ahí y no se puede tomar este certamen como un simple paseo. Ecuador debe ir al Mundial, con mentalidad ganadora y con un libreto que no solo resista, sino que proponga y anote. Porque en el fútbol, al final, siempre gana el que hace los goles, no el que se defiende mejor.