El concepto de deporte sin duda ha evolucionado con los años. Quizá a nuestros abuelos o bisabuelos les cucste concebir la idea que en la actualidad los médicos recomiendan caminar por gusto como deporte cuando en sus tiempos caminar era cuestión de trabajo y necesidad


Si nos remontamos siglos atrás, todos los deportes olímpicos y los actuales tuvieron su origen en las actividades comunes del ser humano, desde el lanzamiento de jabalina, pasando por natación, hasta llegar a deportes de remo, pero a estas actividades cotidianas transformadas en deporte, se ha sumado una característica propia del humano que es la diversión mediante la competencia directa de muestra de habilidades, de ahí vemos el surgimiento de deportes que se juegan con cosas como un balón y surgen deportes “extraños” como el fútbol, básquetbol, tenis entre tantos otros que incluyen pelotas.

El mundo sigue evolucionando y es indiscutible la incursión de nuevas variables en los deportes, como la inclusión de máquinas que se convierten en parte de un deporte, como ejemplo tenemos el ciclismo y el automovilismo en donde las características mecánicas aportan para ganar la competencia. Todo esto ha obligado a buscar estándares donde se privilegie el carácter propio de cada persona como su fortaleza física y psicológica sobre la mecánica y de esta última habilidad surge una nueva forma de deporte como el ajedrez, damas, entre otras,  considerados ya deportes mentales, por su capacidad de diversión, desarrollo y valoración en competencia,  logrando una atención importante en estos últimos 100 años que incluso es considerado un deporte recomendado a todos los niveles sociales. Sin embargo, lo mejor estaba por venir, porque la revolución electrónica no solo cambió la forma con la que percibíamos el mundo, sino que también significó una preferencia social de mayor consumo de tiempo y dinero. Con este nivel de experiencia el ser humano muy pronto se encontró con lo inevitable que es la competencia para probar habilidades, esa misma sensación de diversión y competitividad nos ha vuelto a nuestros orígenes, pero con la diferencia de que estamos armados con controles y consolas con poder de cómputo inimaginable hace 20 años y con experiencias inmersivas sólo imaginadas en las películas más futuristas del siglo pasado, la industria de los juegos de consolas había tomado el mundo en poco tiempo.

Pero como dije, lo mejor está viniendo y viene armado con un cambio de modelo de juego, en donde antes comprabamos juegos. Es decir,  pagábamos para jugar, a un modelo en donde ganamos por jugar. Todo esto de la mano de sistemas de finanzas que integran criptomonedas con juegos, lo que en el mundo crypto se conoce como Play to Earn, que viene asociado a un mundo de personalización de caracteres controlados por una blockchain pública mediante un protocolo de autenticidad llamado NFT, que en conjunto interacciona con un concepto apenas poco desarrollado como son los metaversos.

Evidentemente el mundo alrededor del deporte está cambiando, salvo que hubiera una extinción mundial ya no hay regreso de la tendencia. Me podría aterrar imaginarme un mundo sin cuerpos esculpidos por largas horas en gimnasios, o dejar de escuchar proezas deportivas de personas sobrehumanas, o leer historias en AG Deportes de victorias épicas en donde los jugadores iban contra toda probabilidad de ganar, pero fueron sus fortalezas que lograron lo impensable. Más bien, ahora que reviso cuidadosamente mis palabras, lejos de tener ese miedo al futuro, al menos en mi caso, seguiré haciendo levantamiento de pesas tres veces a la semana (como los primeros hombres que levantaban rocas para construir), jugando racquet  con amigos tres veces a la semana (como los hombres que por diversión golpean la pelota contra la pared) y ahora continuaré jugando con nuevos o viejos amigos en donde exploramos juegos del concepto Crypto Sport Gaming que son de los más surrealistas que se puedan imaginar sus mentes.

Ccompetimos, ganamos y perdemos pero sigue levantando en nosotros un interés de saber más y ser mejores.