Camilo Andrés Salazar Grisales
Con anotaciones de Raheem Sterling y Kai Havertz, el Chelsea cambió el resultado del partido de ida y logró clasificar entre los ocho mejores de la UEFA Champions League
Respira, el agonizante Chelsea aún respira. Descartado prácticamente de todo y con Graham Potter balanceándose en un hilo muy fino, el equipo ‘Blue’ superó al Borussia Dortmund, avanzando así a los cuartos de final (2-1 en el global) y sueña con una Champions League que hace no tanto parecía imposible y que ahora está un poco más cerca.
El Chelsea levantó cabeza remontando el 1-0 adverso de la ida con anotaciones de Raheem Sterling y Kai Havertz, en un penalti que debió repetirse por invasión en el arco adversario, en un apasionante duelo en el que se evidencio la falta de gol de los londinenses, pero en el que la insistencia, después de una decena de disparos a puerta, terminó por pagar. Los alumnos de Graham Potter, que salva el cuello, se meten por tercera temporada consecutiva en los cuartos de final de la UEFA Champions League dando aire a una temporada en la que está competición es lo único a lo que pueden agarrarse para futuras aspiraciones.
La tardanza no enfrió a un Bridge que cambió rápido de color, al amarillo de las bengalas de la caliente afición germana. Pero en el campo era otro asunto, el Chelsea, empujado por el ambiente de las grandes noches europeas, empezó a llegar a portería con ansiedad. Un paradón de Meyer a Joao Félix, una volea de Havertz al palo, un golazo del alemán anulado por fuera de juego previo de Sterling. El torrente de ocasiones fallidas era un claro reflejo de lo que es este Chelsea, carente de un nueve puro y con muy poca confianza de cara a portería.
Ni siquiera el 1-0, al final del descanso, no se libró de ese aire de aleatoriedad que impregna cada ataque de los ‘Blues’. Chilwell ganó línea de fondo tras un jugadón de Havertz y Sterling erró su primer disparo con una patada al aire. La suerte, esa que no se ve por el Bridge desde hace tiempo, le sonrió y la pelota siguió en sus pies. Se la llevó a trompicones ante un central y fusiló a Meyer.Lo intentaron los alemanes a la desesperada, pero sin ningún tipo de fuelle y energía; apenas un par de ocasiones erradas por Bellingham fue el bagaje del arreón de treinta minutos finales del Dortmund, que desaparece de Europa a la vez que emerge un Chelsea irregular pero que ya está entre los ocho mejores del continente.
