Goleada, con ‘hat trick’ de Benzema (0-4) ante un Barcelona que se vino abajo fácilmente en un segundo tiempo horrible en el que no compitió

El Spotify Camp Nou se presentó a un nuevo clásico, cada uno distinto al anterior, lleno, con 94.902 almas dispuestas a dejársela por el Barça. La respuesta del equipo estuvo a la altura desde el primer minuto. Christensen, De Jong, Dembélé y Pedri, cuatro titulares indiscutibles, en la grada, un problema enorme que Xavi había resuelto en cada envite imponiendo su libreta. Esta vez no fue así. El más difícil todavía, muchas veces, acaba mal. El Barça mostró todas sus carencias en el peor momento y los blancos golearon. Con ‘hat-trick’ de Benzema.

El Barça dominó el encuentro como había ocurrido semanas antes en LaLiga. A pesar de las bajas, Xavi insistió con Gavi como falso extremo izquierdo y desde allí llegaron un buen puñado de cambios de orientación para Raphinha, el mejor atacante culé desde la lesión de Dembélé. Buscó la espalda de Camavinga, en esa acción que le ha dado varios goles esta temporada. Cabeceó a las manos de Courtois un buen centro de Balde, que aprovechó los primeros minutos de desajuste para buscar la profundidad. En una colada extraordinaria no encontró rematador en área pequeña.

Al ataque Balde: tres internadas suyas por la izquierda generaron llegadas peligrosas al área: Militao alejó el balón cuando Balde buscaba a Gavi, Sergi Roberto remató flojo y mal en la segunda acción y Raphinha remató a las manos de Courtois otro centro del lateral. Gavi había generado mucho y en un centro suyo llegó la primera polémica del partido, un balón que dio en la mano de Alaba, pero la tenía apoyada en el suelo. Después llegaron rifi-rafes de Vinicius con Araujo; de Vinicius con Gavi y un rodillazo de Militao a la rabadilla de Lewandowski que quedó impune. A Munuera Martínez el partido se le iba de las manos.

Otra cosa es la efectividad, y el Barcelona no la tuvo. Inicialmente, poco había hecho el Madrid. Araujo se tiró al suelo con valentía para evitar el 0-1 en un centro de Rodrygo, que ganó en la carrera a Marcos Alonso tras una pérdida en la media. Su centro buscaba a Vinicius en el segundo palo y Araujo evitó el remate, cuando el brasileño lo tenía todo a favor.

Siempre pendientes del duelo Vinicius-Araujo, era Rodrygo el que al principio del partido generaba el escaso peligro del Madrid. Vinicius se perdía en guerrillas. Sin embargo, el Barcelona comenzó a acusar el desgaste en el tramo final del primer tiempo.

Así, después de que Courtois desbaratase la mejor oportunidad del primer tiempo, un remate de Lewandowski tras otra acción de Balde, una transición madridista iniciada con Sergi Roberto fuera de sitio y superado, y con Marcos Alonso pésimamente situado para cortar la contra, terminó con transición de Vinicius. El brasileño combinó por Benzema, Koundé y Araujo fueron a por el francés, que la devolvió a Vinicius, cuyo chut sutil casi fue salvado por Koundé, aunque acabó entrando con Benzema acabando de impulsar el balón, cuando probablemente ya había entrado. El Real Madrid se fue por delante al termino de los primeros 45 minutos (0-1).

El golpe moral antes del descanso fue crítico para los culés, y en la segunda mitad la goleada caería por su propio peso. Los blancos aprovecharon su superioridad, y apenas cinco minutos después de la reanudación, Benzema le dio la vuelta al marcador global con un tiro raso y ajustado al palo desde la frontal.

El segundo gol despertó a los locales, que buscaron la reacción en tres ocasiones sucesivas. Un disparo fortísimo de Balde bloqueado por Courtois, otro desviado de Raphinha y un jugadón de Araujo dieron oportunidad a la igualada. Pero un error de Kessié, la estrella en los clásicos previos, terminó con Vinícius derribado en el área y con un penalti que convertiría de nuevo Benzema.

Se le acabó el aire al Barça, su fútbol se extinguió. Y el Madrid, con Camavinga y Modric monopolizando la medular, jugó con su mermado rival a su antojo. En esta dinámica no tardaría en llegar el cuarto y definitivo, la guinda para un triplete esplendoroso el segundo en dos partidos- de Karim Benzema. Llegó a diez del final, con una contra lanzada por Vinícius y remachada por el galo con la clase y el temple de los genios.

Hasta el pitido final solo quedó lo que nadie quiere ver sobre el terreno de juego. La frustración de unos y el goce de otros se combinó para resultar en una violencia excesiva en los cruces, e incluso con una tangana que obligó a Ancelotti a cambiar a Vinícius para evitar un incendio mayor. Más allá de la temperatura que adquirió el juego, el pitido final certificó el pase de los blancos, rivales de Osasuna en la final del día seis de mayo en La Cartuja de Sevilla.

Fotos: Cadena SER y Infobae

Twitter: @alexgomezse