Alex Gómez
Los azulgranas empatan en una locura de partido ante el Inter (3-3) donde los errores defensivos se pagaron muy caros. Dos goles de Lewandowski en la recta final evitaron el KO directo de la Champions, aunque apunta a virtual
El Barça sigue vivo en la Champions League, pero pende de un hilo tras un empate trepidante. Una victoria del Inter ante el Viktoria en la próxima jornada ya dejaría a los barcelonistas fuera de la máxima competición europea ni que ganen su compromiso con el Bayern en el Camp Nou. Los goles en la postrimería de Lewandowski solo evitaron una derrota que habría sido demasiado injusta.
Xavi planteó el partido al ataque, como no podía ser de otra manera. El cambio respecto a Milan es que Marcos Alonso fue el tercer central y Sergi Roberto se incorporó como cuarto centrocampista. Una fórmula que dio más mordiente al equipo.
Bien enfocado desde el principio, el Barcelona mostró sus mejores virtudes en un muy bien primer tiempo: presión alta, manejo del balón, extremos incisivos y entradas de los interiores. En contrapartida, también mostró alguna de sus debilidades, que sin embargo corrigió a base de esa intensidad que había reclamado Xavi. El problema es que en cuanto el Inter apretó y marcó, el edificio se vino abajo con facilidad.
Rápidamente se vio que la necesidad estaba del lado del Barcelona. El conjunto barcelonista tuvo la iniciativa y el interista lo esperó. Sin renunciar a unas transiciones peligrosas, eso sí. Hacía falta superioridad en el centro del campo, pero el Barcelona salió con un aparente 4-3-3 que en realidad era un 3-4-3, ya que Sergi Roberto no jugaba de lateral, sino de centrocampista, al lado de Busquets.
Un centro de Lewandowski estuvo a punto de convertirlo Raphina en el 1-0, pero su remate cruzado se fue fuera por poco. Una jugada que espoleó a la grada y se vieron los mejores minutos del Barça. Onana salvó una primera ocasión ante Pedri justo antes de que Dembélé hiciera el 1-0 al rematar desde cerca un pase de Sergi Roberto. Xavi soltó la tensión acumulada con una celebración cercana la del gol de Iniesta en Sudáfrica. Raphinha tuvo el 2-0 antes del descanso tras una mala salida de Onana, pero su remate rozó la escuadra.
La segunda parte, sin embargo, arrancó con un jarro de agua fría. Piqué se despistó y no vio como Barella cogía la espalda para fusilar a Ter Stegen. Un gol inesperado, pero que no calmó los ánimos barcelonistas y Lewandowski pronto volvió a probar el disparo.
El Barça se lanzó al ataque y el Inter volvía a contragolpear con peligro. Gavi salvó una volea de Dzeko muy peligrosa y Ter Stegen pasó apuros ante un lanzamiento de Çalhanoglu primero y un cabezazo de Skriniar, después.
Pedri replicó en una acción personal de un equipo enrabietado, pero un tanto desordenado. Una pérdida de Busquets originó otro balón en largo. En esta ocasión, Lautaro ganó el duelo a Eric Garcia y marcó con fortuna tras tocar el balón en los dos postes.
Quedaba menos de media hora, pero el Barça lo siguió intentando. Un gol le dejaba aún con opciones y fue a por él. Los italianos ya no salían tan alegres al ataque buscando mantener el resultado y aguantaron hasta el minuto 82 cuando Lewandowski aprovechó un mal despeje de De Vrij para hacer el 2-2. Quedaba tiempo para la remontada y se pusieron a ello.
Pero con el Barça volcado un saque en largo de Onana hacia Lautaro pilló al Barça descolocado y el pase del argentino lo remató Gosens para volver a poner en ventaja a los italianos con muy pocos minutos para el final. Del segundo mazazo italiano también se levantó el Barça y en el añadido un golazo de Lewandowski a centro de Eric García puso el 3-3 con cuatro minutos por delante. Da esperanza, pero se necesita un milagro para que el Barça siga en la Champions.
Fotos: El Periódico y El Español
Twitter: @alexgomezse
