La polémica ocurrida en Cornellá en la acción entre Carlos Romero y Mbappé, junto con el vídeo y el comunicado correspondiente de la entidad blanca en los que presentaban una queja formal a la RFEF y al CSD, han opacado por completo el resto de noticias y han ocupado todas y cada una de las portadas de estas ultimas semanas. Este hecho, lejos de servir para acercar posturas entre Real Madrid y Atlético, ha significado un incentivo extra para que el conjunto colchonero declarara su punto de vista de manera muy irónica en sus redes sociales, preguntándose si el conjunto blanco habría realizado dicho comunicado para presionar al equipo arbitral y de esa manera beneficiarse en el encuentro del próximo fin de semana.
El derbi va más allá de ser un partido común, donde en este caso cada conjunto lucha por esa plaza que lidera la clasificación. Es un enfrentamiento que desde antaño ha traído consigo mucha rivalidad entre ambos conjuntos. Desde aquella final en Lisboa (2014), donde el Atlético cayó derrotado en los últimos minutos, dicha rivalidad a acrecentado significativamente.
Todos y cada uno de los derbis desde entonces han sido señal de un partido con altas tensiones, donde la reputación de ser el equipo más grande de la capital se ha visto resaltada. El último precedente ocurrió en el partido correspondiente a la jornada 8 de la presente temporada. El partido disputado en el Riyadh Air Metropolitano, donde se vivió uno de los momentos más tensos de los últimos años. El encuentro finalmente tuvo que ser suspendido por una serie de lanzamientos al portero del Real Madrid.
Dinámica madridista
En la presente temporada, el juego de los blancos está siendo duramente criticado, y es que los de Chamartín que llegaban de una temporada casi perfecta, donde levantaron tanto el trofeo liguero como el trofeo europeo, no han sido capaces de derrotar a sus rivales más directos tanto en LaLiga como en UEFA Champions League. Han sido duramente derrotados en sus enfrentamientos al Barça de Flick, y no han logrado derribar al Milán o al Liverpool en competición europea, siendo esto un sinónimo de ausencia del TOP 8. Esto le ha supuesto al conjunto blanco dos partidos extra y un posible enfrentamiento en octavos de final precisamente ante el Atlético de Madrid (ya clasificado).
Conseguir una victoria este fin de semana en el Santiago Bernabéu, equivaldría a dar un golpe encima de la mesa situándose como líder en solitario y acallando de esta manera todas las dudas existentes sobre el conjunto madridista a la hora de enfrentarse a rivales de renombre.
Dinámica rojiblanca
Por otro lado, los de Diego Pablo Simeone, llegan en una de las mejores dinámicas vividas en el conjunto colchonero de los últimos años, practicando un fútbol digno de admirar. Cuatro puntos son los que ha perdido el equipo madrileño en los últimos 19 partidos. Al contrario que el Real Madrid, los de Simeone han hecho los deberes en competición europea. Están situados dentro del TOP 8 gracias a actuaciones estelares de sus piedras angulares como lo son Antoine Griezmann o Julián Álvarez. Actuaciones que dejaron boquiabiertos a los pupilos de Luis Enrique o mas recientemente al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso en el Metropolitano. Este fin de semana se espera un partido de alto nivel, donde los del Cholo Simeone parece que tienen cogida la medida al conjunto de Chamartín.
La temporada pasada el equipo de Carlo Ancelotti solo tropezó en 2 partidos de 55 y precisamente ambos fueron frente al Atlético de Madrid. Y es que no es casualidad que en los últimos 6 derbis, en tan solo una ocasión la victoria se ha ido para la Castellana. El resto de enfrentamientos han sido 2 empates y 2 victorias para los rojiblancos. Los blancos no ganan al conjunto colchonero desde aquel encuentro correspondiente a la semifinal de la Supercopa de España por 5-3. Es decir, una nueva victoria de los de Simeone en territorio hostil y en uno de los tramos mas exigentes de la temporada significaría un vuelco a LaLiga, situando al conjunto rojiblanco como líder en solitario y dejando al Real Madrid con la presión y la necesidad de puntuar tras haber perdido el liderato.