El joven futbolista de 23 años llegó a principios de temporada al club madrileño para aportar al equipo y a sus compañeros su calidad, versatilidad y ganas de trabajar y lograr todas las metas y objetivos
Marcos Carrillo, nacido en Madrid en el año 2002, comenzó a jugar al fútbol desde muy pequeño: “Inicié en el equipo de mi colegio con mis amigos. El porqué no lo sé. Siempre me ha gustado mucho el fútbol y siempre he estado con un balón desde bien pequeño”, aunque su trayectoria deportiva comenzó en el Atlético de Madrid, en la cantera, en categoría benjamín.
En el club rojiblanco estuvo jugando los primeros cinco años, creciendo, mejorando y comenzando a formarse como futbolista; allí vivió gran parte de su infancia, desde su primer año de benjamín hasta su segundo de infantil: “Cuando estaba en el Atleti, viajábamos a muchos torneos. Pero uno en particular, en Perú, se celebraba LaLiga Promises, el torneo que van los equipos alevines de los clubes que están ese año en primera división. Y recuerdo que me sentía como un futbolista profesional de primera división ya. Íbamos escoltados a los campos, la gente te pedía fotos, autógrafos… y yo ni siquiera tenía una firma en particular y a cada persona le firmaba distinto. Ese momento le guardo mucho cariño porque me sentí profesional con solo 11 años”.
Ya como cadete, en su primer año, se marchó al Club Deportivo Móstoles, fichó por el equipo madrileño por otros cinco años, llegando a jugar en División de Honor en su segundo año como juvenil. En el club madrileño, terminó de vivir su infancia y adolescencia consolidando sus dotes y aprendizajes como futbolista. Un año después, siendo juvenil de tercero, estuvo en el Rayo Vallecano de División de Honor. Ya en su primer año de senior, salió a la Unión Deportiva San Sebastián de los Reyes, en un principio, para jugar con el filial en categoría Preferente, pero la mayor parte de los entrenamientos los realizaba con el primer equipo, militante en Primera RFEF, llegando a debutar con ellos en un partido frente a Unionistas de Salamanca.
Pasó por el Club Deportivo Galapagar, donde hizo una gran temporada con muy buenos números: acumuló más de 1700 minutos, jugó 27 partidos y marcó siete goles. Tras su gran y notoria campaña, volvió a la U.D San Sebastián de los Reyes, pero al no obtener apenas minutos, se marchó al Club Polideportivo Cacereño.
Allí estuvo dos temporadas, acumulando minutos, consiguiendo experiencia y aprendizajes, y mejorando como futbolista. En su segunda campaña con el club cacereño, consiguió ascender a Primera Federación, un momento en su carrera deportiva que no olvidará nunca: “Estuve lesionado de la muñeca el tramo final, y pude volver para los play-offs y marqué el gol en el último minuto para jugar la final de los play-offs“.
La pasión de Marcos por el fútbol viene desde que tiene uso de razón, pues en su familia, tanto sus padres como sus hermanos, siempre han sido muy futboleros, por lo que es por ellos que Marcos comenzó sus primeros pasos en este deporte. Marcos Carrillo es trabajo, compromiso, versatilidad, constancia y esfuerzo. Es un futbolista técnico, combativo y fuerte en los duelos. Prefiere jugar por dentro (de 10), pero puede jugar por fuera sin ningún problema. Es bueno acelerando las jugadas cuando recibe el balón, siempre se mantiene cerca del gol y es muy beneficioso en el juego aéreo.
Esta temporada firmó por el Club de Fútbol Fuenlabrada y comenzó muy bien, pero ahora está viviendo un momento complicado en su carrera deportiva. En octubre de este año, durante un partido, se lesionó: rotura del tendón y bíceps femoral izquierdo. A día de hoy, su recuperación es más que favorable, y cuenta con volver al campo antes de lo previsto. Marcos es un jugador muy positivo y con mucha voluntad para mejorar y seguir en pie por lo que su recuperación es un paso más en su carrera deportiva que superará con creces.