En un duelo cargado de historia y rivalidades que trascienden la cancha, Botafogo no solo venció al PSG, sino que volvió a prender la llama del fútbol sudamericano
El mundo entero volvió a mirar al sur, donde el fútbol no se mide en euros ni petrodólares, sino en sangre, barrio y corazón. El Botafogo mejor conocido como el «Fogão», venció en la tarde de ayer por la mínima diferencia al poderoso Paris Saint-Germain. Este triunfo, fue un gritó con el alma para el pueblo Sudamérica, donde el futbol se vive con una intensidad y pasión que a menudo se describe como una religión o una forma de vida.
El gol de la victoria llegó al minuto 36 gracias a una magia de Igor Jesus, que no le tuvo temor a la toda poderosa defensa del PSG. Pero este duelo iba más allá del 1-0, fue una pelea sin guantes entre quienes compran talento y quienes lo sueñan desde niños. Un cruce de caminos que venía con el veneno de la historia: desde 2024, los dueños de ambos clubes ,John Textor por el lado brasileño, Nasser Al-Khelaïfi por el parisino, se lanzan más que palabras. Todo comenzó con un cruce en una reunión de la Ligue 1 y derivó en contratos rotos, traspasos frustrados y hasta sombreros vaqueros usados como desafío. Cuando el sorteo los cruzó, Textor fue claro: «Vamos a patearle el culo al PSG». Y cumplió.
Renato Paiva, técnico del Fogão, supo plantearlo con temple y coraje. Defendió con el alma de un continente. “El cementerio del fútbol está lleno de equipos favoritos”, dijo. Del otro lado, Luis Enrique solo pudo rendirse ante la evidencia: “Botafogo ha sido el equipo que mejor nos ha defendido en toda la temporada”.
Con este resultado, el Botafogo lidera el grupo B, con 6 puntos y deja al PSG obligado a ganar su encuentro contra el Seattle Sounders FC . Con este encuentro tuvieron que pasar 13 años para que un campeón de la Libertadores venciera a un campeón de la Champions en un Mundial de Clubes. Un resultado que nadie daba nada por el equipo de Rio de Janeiro. Y con este triunfo los equipos de Conmebol llevan 5 victorias y 3 empates en este torneo. Pero esto apenas comienza, ya que todos los ojos ahora se posan sobre Flamengo de Gonzalo Plata y el Chelsea de Niño Moi.
Porque el fútbol sudamericano no entiende de lujos, sino de historias. Desde las playas de Copacabana hasta los callejones de Guayaquil, desde los potreros de Cali hasta las esquinas de Montevideo. Y desde el calor de Barranquilla hasta la altura de La Paz. El fútbol sudamericano se vive, se sufre y se canta en cada rincón del continente.