La selección española cae ante Marruecos en los penaltis, tras fallar los tres lanzamientos
Adiós al Mundial. España perdió contra Marruecos y deja Qatar con solo una victoria (el 7-0 a Costa Rica) que hizo creer que los españoles podrían coronarse como campeones del mundo. La Roja jugó mal y cae escandalosamente en la tanda de penaltis ante Marruecos, que consiguió hacer historia en los Mundiales, ya que nunca antes habían llegado a cuartos de final.
El partido fue duro y tenso, como se esperaba, con Marruecos replegada sin apenas dejar espacios libres, con el balón mayoritariamente en posesión española, y así fue. Se avecinaba un partido largo, donde las ocasiones de gol serían muy apreciadas. La Roja, en esta ocasión vestida de blanco y celeste, tenía un objetivo prioritario: acelerar su ataque con movimientos que rompiesen la defensa marroquí.
Primera parte del partido:
El 4-1-4-1 de Marruecos era incómodo. Sus jugadores no concedían ni un hueco a España que repetía el once con el que goleó a Costa Rica, con el único cambio de Marcos Llorente por Azpilicueta. Pasaban los minutos, pero nada, ni una ocasión de gol, ni en una ni otra portería. Así que estaba claro que en cualquier fallo podía sentenciar a cualquiera de los dos equipos. Esta llegó a la media hora del partido, cuando Bono regaló un balón que acabó con doble remate de Ferran Torres y Gavi, aunque la jugada quedaría anulada por fuera de juego.
Marruecos también tuvo su ocasión con el zurdazo de Mazraoui tras un exceso de confianza de Ferran a la hora de sacar el balón jugado en la frontal del área española. Unai Simón resolvió bien su primera intervención sería del partido. Sin embargo era un primer aviso de Marruecos, que poco a poco se iba haciendo grande. Las continuas ayudas de los jugadores marroquíes, no daban ni un respiro a Gavi, Ferran o Asensio; cada vez que un jugador español esquivaba a un rival y se giraba, se encontraba con otro. Y con otro más.
Aguerd disfrutó de otra ocasión de gol a punto de llegarse al descanso, un cabezazo que se fue por encima del larguero de Unai. Y acto seguido, España sufrió otro sobresalto tras una cesión de Ziyech que afortunadamente no encontró compañero. Era una manera de alcanzar el descanso con la sensación de que Marruecos ganaba a los puntos, estirándose como no lo había hecho en los minutos anteriores.
Segunda parte del encuentro:
El inicio de la segunda parte comenzó con una Marruecos sin aprovechar la inercia de sus últimos ataques y se replegó aún más. En el minuto 55 llegó el disparo de Dani Olmo que fue despejado de puños por Bono, era el primero entre los tres palos de la selección española en todo el partido. Luis Enrique entendió que la mejor forma de poner punto y final a ese 0-0 era dar entrada a Soler y Morata en lugar de Gavi y Asensio. Con el valenciano se gana, en un principio, en llegada, aunque es cierto que Gavi había supuesto un dolor de cabeza para Achraf en esa segunda parte.
Sin embargo, el resultado seguía a 0-0 y conforme pasaban los minutos, el partido iba oliendo a prórroga indiscutible. Marruecos parecía estar conforme con esos 30 minutos extras y retrasó diez metros sus líneas, con España añadiendo más velocidad al partido con la entrada de Nico Williams. Se dejó notar el del Athletic, encaró siempre, generó esos pases al área. Pero tampoco por esa vía llegó el ansiado gol. Estaba visto, el partido llevaba escrito en su frente la palabra prórroga desde que echó a andar. Y así sucedió.
Un partido sin fin
Ninguno de los equipos cambió su papel, con Marruecos encerrado atrás y España intentándolo, ya fuera por la derecha, con Nico Williams, o por la izquierda y el centro con la energía extra de Balde y Ansu Fati. Pero ninguno de los tres amenazó seriamente al meta rival, algo que sí ocurrió con Cheddira, que tuvo en sus botas el 1-0 en el minuto 104 pero se encontró con la firmeza de Unai, que evitó el infarto en media España.
Quedaban aún quince minutos de tensión y, si nadie lo evitaba, llegaría la temida tanda de penaltis. Y así fue, con 1.019 pases realizados por parte de los españoles y el caótico final de un disparo de Sarabia en el minuto 123, que tocó el poste derecho de la portería defendida por Bono.
La peor pesadilla
La crueldad del fútbol quiso además que fuera el propio Sarabia, que había entrado al terreno de juego simplemente para afrontar la tanda de penaltis, el que cometiera el primer error en los lanzamientos. Siguieron sus pasos Soler y Busquets en una pesadilla que finalizó con el penalti transformado en gol por Achraf. Era el final. Un durísimo final. Adiós al sueño de ser campeones del mundo por segunda vez.