La presentación oficial del nuevo Emelec dejó momentos de ilusión y otros de incertidumbre: fichajes confirmados, ausencias inesperadas, una hinchada dividida y un empate sin goles que marcó una noche agridulce en el Capwell
La Explosión Azul no fue la fiesta que la hinchada y la nueva dirigencia esperaban. Todo estaba preparado. El regreso del alma azul, con Jorge Guzmán a la cabeza, se había gestado desde la ilusión y el compromiso. La sanción de FIFA, que impedía fichajes, fue superada con trabajo silencioso, pero firme. Se había vencido al obstáculo más temido, y la esperanza comenzaba a dibujarse en el rostro de los eléctricos.
En Guayaquil se respiraba expectativa. Pero la historia terminó por escribir un capítulo menos festivo. Para empezar, el precio de las entradas fue considerado elevado por quienes se autodenominan la «hinchada fiel». En las gradas, el azul escaseaba, y eso dolía más que cualquier derrota. A pesar del ritmo encendido de los Pibes Chorros, que pusieron a vibrar a muchos con su cumbia villera, los ánimos se alteraron. En una de las zonas del Capwell, algunos hinchas protagonizaron disturbios que rompieron el clima festivo.
La ilusión del pueblo eléctrico se aferraba a los nuevos rostros: diez incorporaciones que prometían renovar el aliento. Mario Valero en el arco; Marco Cuero y Jean Carlos Quiñónez en la zaga; Kevin Arroyo, Sergio Quintero y el regreso de José Francisco Cevallos Jr. en el medio; Josué Palma y Justin Cuero como armas ofensivas. Además, se sumaba Luis Castillo por la banda izquierda, y Jesús Castillo en defensa. Pero la gran ausencia fue notoria: Christian Cueva, anunciado con bombos en redes, no pudo llegar por problemas de viaje.
Y el murmullo se hizo aún más fuerte cuando otros nombres que encendían la esperanza, como Ángel Mena y el «Killer» Miller Bolaños, no aparecieron. El caso de Bolaños sigue en suspenso, ya que no cuenta con el respaldo ni la aprobación del técnico Jorge Célico. Para añadir confusión, Gualaceo SC publicó un comunicado cuestionando el fichaje de Kevin Arroyo, asegurando que el volante aún pertenece contractualmente al club azuayo.
La noche siguió cuesta abajo. Menos de 20 mil personas se hicieron presentes. Y al cierre del primer tiempo, el silencio se apoderó del estadio. Muchos comenzaron a marcharse, resignados, mientras los jugadores no encontraban respuestas en la cancha. El empate sin goles ante La Naranja Mecánica (equipo de Ascenso) dejó más dudas que certezas. Faltó juego, faltó idea, faltó gol.
Emelec quiere volver a ser protagonista. Hoy pelea en el fondo de la tabla en LigaPro, pero con la mira puesta en un mejor segundo semestre. Si bien la Explosión Azul no fue la velada soñada, aún queda torneo, aún queda historia.