Los de Grimau jugaron mejor como equipo durante muchos minutos pero un mal último cuarto les condenó ante un Real Madrid que hizo valer sus grandes individualidades para decantar la gran final (96-85)
El Real Madrid se proclamó campeón de la Copa del Rey tras superar al Barça por 96-85 en una gran final en la que ambos equipos cumplieron con las expectativas, ofrecieron un gran espectáculo, pero en la que el conjunto azulgrana se quedó sin energía en el último cuarto, viendo como se escapaba el segundo título de la temporada, tras la Supercopa (trofeo que también acabó conquistano el equipo blanco).
La final copera arrancó con el cartel de mejor partido de Europa, el primero contra el segundo de la Euroliga. Y el partido no defraudó en absoluto. Grimau volvió a plantear de salida contra los blancos un quinteto altísimo, con Jabari Parker, Da Silva y Vesely a la vez, con todos cambiando continuamente atrás para dificultar las maniobras al rival (Campazzo perdió cuatro balones en el primer cuarto) y cerrando bien el rebote.
El problema del Barça es que le costaba anotar en la pintura (Tavares, tres tapones en los primeros minutos) y, tras algún error, el Madrid corría y corría. Eso le dio ventaja pronto: 9-2. La faceta encestadora de Satoransky sacó a los suyos del enredo. Eso unido a la clase de Jabari con alguna carrera y penetración. Entraba en escena Lapro, primero frente al Facu y luego ante Musa. Dos triples. Se llegaba así con igualdad máxima al final del primer cuarto (19-19 tras un palmeo in extremis de Willy).
El Barça empezó el segundo cuarto de la mejor manera posible, con un parcial inicial de 0-5 a su favor. Lo aguantó el Madrid con la salida de Hezonja, que anotó 12 puntos seguidos, reboteó, robó un balón y asistió a un notable Poirier para un preciso alley-oop. Pero el Barça aguantaba el empuje, primero con Brizuela, después con un matazo de Parker y para acabar con un triple de Kalinic sobre la bocina del descanso. Los azulgranas mandaban 43-45 tras una lucha titánica llena de intensidad e igualdad.
En el inicio de la segunda mitad, fue el Barça el que abrió el marcador con una buena suspensión lateral de Vesely, pero Gabriel Deck se echó el equipo a las espaldas para poner el empate a 49. De nuevo, intercambio de canastas, hasta que llegó uno de los momentos más delicados de la final para los de Grimau. Tras un 2+1 de Tavares sobre Parker, al siguiente ataque, Campazzo robó un balón para que Deck se colgara a dos manos. El Barça necesitaba una reacción y esa llegó a través de un espectacular 2+1 de Jabari ante Tavares.
En los últimos instantes del tercer cuarto destacó la figura de Willy Hernangómez, que había estado muy discreto en toda la final, para sumar bajo canasta. Aportó intensidad el pívot madrileño, pero el Madrid mandaba en el marcador (66-63) para afrontar los últimos 10 minutos de clásico.
El triple de Brizuela abría el último cuarto, uno en el que el Madrid fue superior y tuvo más acierto. Dos triples de Yabusele intercalados por uno de Deck forzaron el tiempo muerto de Grimau con 77-68 en el marcador a falta de siete minutos. Fue la máxima diferencia de todo el encuentro y justo en el momento del partido más crítico. Poirier, que dominó los aros ante un Vesely que acabó eliminado por faltas, sentenció con cuatro puntos seguidos que ponían a los blancos nueve arriba a menos de tres minutos para el final.
El desacierto final de los azulgranas acabaron con cualquier opción final de remontada y el Real Madrid, con Facu Campazzo (MVP de la Copa con 18 puntos y seis asistencias en la final) y Poirier como grandes destacados, acabó alzándose en Málaga con la Copa del Rey (96-85). Tendrá que esperar Roger Grimau para poder celebrar su primer título como entrenador azulgrana.
Fotos: FC Barcelona Basket y Real Madrid Basket
Twitter: @alexgomezse