El equipo azulgrana estuvo impecable en defensa, tiró de oficio y orgullo ante un Real Madrid que acabó desesperado. Militao se marcó en propia puerta al filo del descanso el único tanto del encuentro
El Barça, malherido tras caer en Manchester y Almería, aprovechó los efectos curativos que le suele proporcionar el Bernabeu de vez en cuando para sanarse. Se temía un resultado que agravara los daños de los blaugrana y sucedió lo contrario. Un gol en propia puerta de Militão decidió un encuentro que acerca al Barça a la final de Copa.
Guiado por un gran Frenkie de Jong y merced a un ejercicio defensivo poco habitual lleno de orden y sacrificio encarnado por unos impecables Araújo y Koundé, el equipo de Xavi se impuso a un Madrid poco fluido, nervioso y obsesionado con el árbitro, alejado de la versión afilada y vengativa (cayeron en la final de la Supercopa) que se esperaba. El Bernabeu se perdió en una protesta continuada que acabó por contagiar a sus futbolistas. Hubo de hecho manifestación previa en los aledaños del Bernabeu por el caso Negreira. Y gritos de “corrupción Federación” en la grada que aludían a un supuesta conspiración contra su club. El partido de vuelta, a disputar el día 5 de abril, resolverá cuál de los dos equipos pasa a la final. Es de suponer que entonces el Barça recupere a muchos de los efectivos que no pudo utilizar hoy.
Al Barça le salió perfecto el plan. A las bajas de sus futbolistas con más gol (Lewandowski, Dembélé y Pedri) se sumó uno de sus pilares defensivos, Christensen, que Xavi recompuso con Marcos Alonso como central izquierdo, El once azulgrana estaba pensado para presionar y alejar al Madrid del área propia, con Araujo en el lateral sobre Vinicius, pero no para hacer daño en área contraria. No hizo falta ni un solo ataque construido, sino un error, el primero en semanas, de Camavinga para ponerse por delante. Porque, eso sí, el Barça de Xavi muerde sin balón. Recogió Ferran, filtró a Kessie, sacó con los pies Courtois y el rebote en Militao acabó en la red. 0-1 el minuto 26 para el Barça.
Duro castigo para un Madrid poco fino, es cierto, pero más arriesgado que su oponente. Puede que no interpretase bien los signos Ancelotti, quizá debió apretar de inicio. De hecho, antes de minuto Modric se había plantado solo ante Ter Stegen, aunque arrancó en fuera de juego. El caso es que con Luka y Kroos en el verde el Madrid es más seguro con balón y menos arriesgado, lo que facilitó la tarea al Barça. El calentón inicial se fue apagando y los blancos no encontraban vías de acceso al área azulgrana. Por minutos, el duelo se jugaba por pares, uno contra uno, mérito de los de Xavi, que cuidaron su gol como un tesoro.
Modric disparó alto con Kessie en el suelo quejándose de dolor. Se lo recriminó Ter Stegen. El Barça templó su juego, muy organizado y solidario. A los 37, Frenkie sacó el periscopio, localizó a Gavi y el centro del sevillano no encontró rematador. Pero volvió a asustar. El Madrid, cada vez, se lo creía menos. Carvajal lanzó a las nubes un medido centro de Kroos.
Mientras, la grada la tomaba con Gavi y con Araujo. El Barça salió contestón y encaró el camino a los vestuarios con una victoria de oficio y orgullo.
Tras la pausa el Madrid se lanzó al ataque como era previsible y el Barça se aculó como pocas veces, guardando el modelo en un cajón por una noche. La sensación era clara: el partido se le haría largo a los blaugrana, poco acostumbrados a no llevar la iniciativa. Sus ataques, aislados, buscaban la carrera de Ferran Torres y Raphinha, dos jugadores con falta de oportunidades que no ganaron ninguno de sus duelos ante Militão y Rüdiger. Gavi tampoco tuvo su día en tareas ofensivas como falso extremo izquierdo.
Ancelotti decidió dar un paso adelante y sentó a Nacho, un defensa, para meter a Rodrygo, un delantero en el 67. Xavi también movió el banquillo y dio entrada casi seguido a Ansu Fati por Raphinha, que se aplicó al máximo en defensa, pero que no tuvo su noche en ataque perdiendo muchos balones, si bien tampoco encontró muchas veces quien lo acompañara.
Pero fue el Barça quien pudo sentenciar el encuentro. Una jugada de Ferran Torres que culminó Kessié con un chut que se colaba fue despejada por el Ansu Fati cual defensa del Madrid. Hasta tres futbolistas del Barça se echaron al suelo desesperados. El amago de 0-2 desaceleró al Real Madrid, que no encontró vías de entrada por las que crear peligro, definitivamente desorientado ante la versión defensiva de su oponente. El partido acabó con una tarjeta amarilla para Xavi para variar, enfrascado en una discusión con Carvajal. Probablemente esta vez la dio por buena.
Una eliminatoria abierta y que se decirdirá en la vuelta en el Camp Nou el próximo 5 de abril a las 22h.
Fotos: 20 minutos y Marca
Twitter: @alexgomezse