Con un convenio de nueve años y más de 55 millones de dólares, Ecuabet entra como protagonista del balompié nacional, mientras Loor defiende a capa y espada la autonomía financiera de la Liga
En un país donde la pelota no solo se patea, sino que se siente en el alma, el fútbol ecuatoriano ha transitado un largo camino desde los días del lodo y el aliento en las tribunas, hasta llegar a la era de los patrocinios, convenios millonarios y nombres comerciales. Hoy, ese camino escribe un nuevo capítulo con la renovación del vínculo entre LigaPro y Ecuabet, una alianza que promete un oxígeno financiero a los clubes y sustento a la estructura de nuestro balompié.
Pero antes de este presente reluciente, hubo un pasado más rudimentario. Las bases de nuestro fútbol profesional se asentaron en los años 60, bajo el cobijo de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Fue el inicio de la organización con más forma, aunque aún sin alma propia. Porque los clubes, que asumían tanto la gestión como las deudas, sabían que algo tenía que cambiar.
Y fue así , como nació el sueño de una liga propia y profesional. El 20 de abril de 2018, con el aval de 24 equipos de Serie A y B, se fundó oficialmente la Liga Profesional de Fútbol del Ecuador (LigaPro). Inspirada en modelos europeos, con el respaldo técnico de la Liga Española, se buscó pasar de la queja a la acción.
Miguel Ángel Loor fue elegido como el primer presidente de LigaPro. Un dirigente que, aunque hoy genera opiniones divididas, ha sabido tomar decisiones clave para implementar un modelo de gestión distinto. Acuerdos con GolTV, Banco Pichincha y Betcris demostraron que el fútbol podía ser un negocio sostenible, más allá del componente emocional. Sin embargo, fue el 17 de junio de 2025, con el cambio de nombre a LigaEcuabet, cuando se firmó un convenio histórico con la casa de apuestas ecuatoriana: un contrato hasta 2033, valorado en 55 millones de dólares.
Este acuerdo busca generar estabilidad, reducir la presión sobre los clubes y sostener los compromisos operativos de la LigaPro. Un número que, aunque frío, trae calor al bolsillo de los clubes ecuatorianos; con un crecimiento del 70% respecto al convenio anterior, la LigaEcuabet no solo busca posicionarse como marca, sino que afirma querer aportar al ecosistema del fútbol.
Y ante esto, Miguel Ángel Loor en su cuenta de X dijo: “En 2024, ante el nuevo modelo de derechos audiovisuales, tomamos una decisión clave: asumir el 100% de los honorarios arbitrales. Una carga que debería asumir la FEF con los fondos que recibe de FIFA y Conmebol”. Directo, sin filtro. Porque en la industria del balón, los silencios también pesan.
Esta nueva etapa de la LigaEcuabet no solo apunta a sostener las planillas arbitrales, sino también a reducir la presión que tenían los clubes sobre sus derechos de televisión. Un respiro en medio de tantas deudas, embargos y luchas por sobrevivir.
Pero no perdamos de vista lo esencial, el fútbol no es solo un negocio. Es el niño que juega descalzo en una cancha de tierra en El Oro, la madre que vende camisetas a las afueras del Bellavista, el abuelo que toma de la mano a su nieto rumbo a Chillogallo, y el hincha que se quiebra en llanto en los graderíos del Monumental. El fútbol es un tejido de emociones, que no se construye solo con contratos, sino con respeto, visión y corazón.